martes, 5 de diciembre de 2017

Dialogando con los muertos

J. Herculano Pires

Conversar con los muertos es practicar la Necromancia. Es incidir en la condena bíblica de ese arte satánico. Es practicar una herejía e incurrir en las penas divinas. El espírita es un nigromante, un hechicero, un individuo que regresa al pasado asirio, egipcio, greco-romano, a la era del paganismo. El espírita, nigromante confeso, es pagano, se mantiene aún en el tiempo en que el Cristianismo no había aparecido en la Tierra.

Ese es el raciocinio de varios cristianos que nos escriben, católicos, protestantes, evangélicos. Muchos de ellos son piadosamente cristianos y quieren salvarnos del fuego del infierno. Menos mal que no estamos en el tiempo de la Inquisición y ellos no pueden salvarnos del fuego eterno, quemándonos caritativamente en una hoguera en la plaza pública.

Pero esa buena gente no es culpable de pensar así. Desde que el Espiritismo apareció, a mediados del siglo pasado, hasta hoy, sacerdotes y pastores, obispos, cardenales, arzobispos, misioneros y santos confesores, llenos de piedad y fe, vienen predicando en ese tono a sus rebaños. Las inocentes ovejas aprenden, aterradas, que los lobos de Satanás rondan el redil de las iglesias con sus artimañas. Y como en general no saben lo que es Necromancia, imaginan cosas terríficas acerca del significado de esa extraña palabra.

Para aumentar el pánico, ciertos diccionarios dicen que Necromancia es Espiritismo. El propio gran Diccionario Etimológico y Prosódico de la Lengua Portuguesa, del ilustre Prof. Silveira Bueno, comete ese engaño. Delante de tantos pronunciamientos de personalidades ilustres, de autoridades eclesiásticas y universitarias, ¿qué puede hacer una oveja inocente, sino temblar y balar hasta la hora de la esquila?

La necromancia es una rama de la magia antigua, de los llamados artes mágicos de la Antigüedad. A través de ritos especiales, de prácticas mágicas primitivas, los hechiceros de antaño obligaban a los muertos a subir a la tierra - o sea, a salir de los túmulos, como se ve en el episodio bíblico de la Pitonisa de Endor - para hacer adivinaciones y pronósticos. Los espíritas no usan nada de eso. No practican ritos de especie alguna, ni pueden obligar a ningún muerto a salir del túmulo para una charla a la media noche. Los espíritas dialogan con los espíritus, que no son muertos, sino vivos, criaturas de Dios más vivas que los llamados vivos de la Tierra. Jesús mostró la diferencia que existe entre Necromancia, arte mágico de los tiempos de ignorancia, y Espiritismo, doctrina racional y científica de los tiempos de luz, al evocar a Elías y Moisés en el Monte Tabor para conversar con ellos delante de los apóstolos. Y el apóstol Pablo nos cuenta, en Corintios I, al tratar de los dones espirituales, como eran hechas las sesiones espíritas del Cristianismo apostólico, en que los cristianos conversaban con los espíritus para su edificación espiritual. Confundir Necromancia con Espiritismo es ignorancia, lo que Dios perdona, o mala fe, lo que no tiene perdón, porque es el pecado contra el espíritu de que habla el Evangelio y que tiene que ser pagado por el pecador.

Tomado de: El Hombre Nuevo de J. Herculano Pires
Traducción al español: Oscar Cervantes Velásquez
Centro de Estudios Espíritas Francisco de Asís

Santa Marta - Colombia

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